Por qué me fascinan los
Seminario
Al estudiar las vidas de los Seminarios
antiguos, veo ciertas características que
parecen pasar de generación a generación. Los
Seminario suelen ser de tamaño mediano, de
aspecto atractivo con una notable gracia y
dignidad, y de energía alta. Tienen una
inteligencia fuerte. Piensan y hablan rápido, y
demuestran una marcada impaciencia con los que
no pueden mantener el paso.
Los Seminario también se distinguen por su
fuerza vital asombrosa. En los siglos XVIII y
XIX, cuando la expectativa de la vida promedio
para europeos era alrededor de 40 años aún
descontando la mortalidad infantil, los
Seminarios duraban hasta los setenta y ochenta.
Su inteligencia es de un tipo muy particular.
Ven al instante el panorama completo de un
problema o situación. Pueden tomar una decisión
casi instantánea, a veces sin darse cuenta del
proceso entero de su análisis. Saltan de
problema a solución. Quizás no sea la solución
óptima, pero sirve.
Estas son capacidades de liderazgo. No es una
casualidad que los varones Seminario hayan sido
militares. La habilidad de tomar decisiones
rápidas y buenas en situaciones difíciles es el
sello distintivo, no sólo del comandante, sino
también del ejecutivo. Lo interesante es que las
mujeres tienen la misma capacidad. Dada la
oportunidad, cualquiera pudiera haber sido
mariscal de campo.
Lo que me fascina es que casi todos los
descendientes Seminario que he conocido
comparten de estas características. Mi suegro
fue una de las personas más interesantes que he
conocido. Era una persona altamente
desarrollada, genial, inteligente, gracioso, y
de gran dignidad. Fue un militar que llegó al
rango de general.
Le gustaba jugar a los naipes, y era muy hábil.
Era difícil ganarle. Jugaba a un paso rapidísimo
y no toleraba a los que no mantenían el paso. Si
uno tomaba un momento para estudiar sus naipes,
recibía el apodo “cuarto de hora”. Como yo no
quería ser “cuarto de hora”, me tenía a
desventaja.
Bob Bordier, bob@noblezaseminario.com,
17 Marzo 2016
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